10 recomendaciones
para aprender a resolver problemas
¿A tu hijo se le atragantan los problemas de matemáticas? ¿No sabes qué hacer para que tus alumnos sean capaces de resolver problemas?
¡Que no cunda el pánico!
En este artículo te voy a dar las diez claves que necesitas para que los niños desarrollen su capacidad de resolver problemas y disfruten en el proceso.
Este es el guión de este artículo:
- La importancia de aprender a resolver problemas
- Las 4 principales dificultades
- Las 10 recomendaciones para tener éxito
La importancia de aprender a resolver problemas
A menudo, por no decir siempre, en las formaciones que imparto en los centros educativos me preguntan sobre la resolución de problemas. Muchas veces los docentes no comprenden por qué a los niños les cuesta tanto enfrentarse con éxito a los problemas.
Mi respuesta siempre es la misma: no estamos ante un tema o un apartado de las matemáticas tangencial. No es como decir: «no entienden el algoritmo de la resta con llevadas», sino que se trata de un aprendizaje fundamental y básico: los niños sí o sí tienen que saber resolver problemas.
Se dice que la resolución de problemas es el corazón de las matemáticas ya que si los niños y las niñas no son capaces de resolver problemas ¿para qué quieren los contenidos matemáticos?
Si yo te pregunto «¿es interesante aprenderse las tablas de multiplicar aunque no se sepa usar la multiplicación en un problema?», estoy convencida de que me responderás: «No, Malena, no tiene sentido».
Los problemas elegidos cuidadosamente presentan un magnífico contexto para desarrollar capacidades lógicas, para descubrir y comprender conceptos y contenidos matemáticos, para ver la utilidad de las matemáticas y, a menudo, aunque no es su principal objetivo, ayudan a consolidar fórmulas, reglas o algoritmos.
Por lo tanto, resolver problemas, desde el punto de vista de la didáctica, es básico para el verdadero aprendizaje matemático.
«Espera un momento, Malena.
Pero si dices que es tan importante, ¿qué pasa cuando veo que a mi hijo (o a un alumno) le cuesta tanto resolver un problema? Él va haciendo los cálculos en la libreta y no tiene casi errores y además se sabe las tablas de multiplicar y los nombres de muchas figuras geométricas; al fin y al cabo, eso son matemáticas ¿o no?».
Siento desilusionarte, pero mi respuesta es no.
Las matemáticas son mucho más que cuatro cálculos o cuatro nombres.
Y con ello no quiero decir que sean mucho más difíciles. No. Me refiero a que aprender matemáticas es ir adquiriendo una serie de herramientas que abarcan tanto los conceptos y propiedades matemáticos como las capacidades lógicas y personales. Obviar esto es reducir las matemáticas a una colección de nombres y técnicas que poco tiene que ver con el quehacer matemático.
Saber matemáticas no es recordar todos los métodos de resolución o todos los nombres sino tener la capacidad de estar ante un problema y encontrar la manera de llegar a una solución, y para ello nos tenemos que entrenar. No nacemos sabiendo usar todas las estrategias, sino que estas se van adquiriendo en la práctica gracias a la guía de otras personas (los padres o los maestros).
Las 4 principales dificultades
Ya has visto la importancia de saber resolver problemas, ahora voy a mostrarte por qué les resulta tan difícil a los niños (y a los adultos).
En primer lugar, aprender a resolver problemas es tan amplio y complejo como lo es el ser humano. De hecho, yo misma no puedo decir: «sé resolver problemas», ya que siempre habrá un problema que por sus características me resulte imposible (incluso aunque simplemente requiera conocimientos básicos). ¿Te extraña? Sí, yo también tengo dificultad en resolver problemas :-).
¿Cómo es eso?
Porque resolver problemas no es una habilidad que se tiene o no se tiene, igual que cocinar, o tocar un instrumento o practicar un deporte. Aquí de lo que se trata es de ir desarrollando una serie de habilidades en la práctica para irse capacitando y ser cada vez más competente al abordar un problema.
¿Y qué dificulta tanto esa capacitación?
Es sabido que en didáctica muchas veces no sabemos cuál es la clave que hará desencadenar el éxito, pero sí que conocemos los factores que impiden una correcta progresión. En el caso de los problemas, existen muchos aspectos a corregir; yo voy a nombrar los cuatro que más bloquean y que son comunes a casi todas las personas:
- La idea que los niños tienen de problema
Te planteo un escenario: un niño está ante un problema, lo lee en 10 segundos y responde:«No sé hacerlo». Le dices que lo vuelva a leer, que mire a ver qué pide el problema. Él lo hace y mirándote te dice: «hay que sumar». Si no le respondes, te dice: «¿es de restar?». ¿Te resulta familiar esta escena?
Situaciones como esta nos hacen reflexionar acerca de qué idea tienen los niños de un problema. Muchos niños tienen el firme convencimiento de que resolver problemas es equivalente a operar los números del enunciado. Es decir, a tomar los números que aparecen y sumar o restar o multiplicar o dividir. ¡Y punto!
Sin duda, esta idea no aparece sola en su cabeza sino que, sin querer, nosotros se la transmitimos. Seguramente, cuando están resolviendo problemas, ponemos demasiado énfasis en que encuentren una operación o en que tengan el resultado correcto, dejando en un segundo plano o de lado los aspectos verdaderamente importantes como son la comprensión, las estrategias usadas o la valoración de las respuestas.
Los niños tienen que saber que resolver un problema es pensar, razonar, debatir, buscar planes, comprobar posibilidades y todo ello no lo van a aprender porque se lo digamos sino porque se lo demostremos en la práctica. - La falta de variedad en los problemas
En clase estamos trabajando la suma y ¿qué les planteamos? Problemas con sumas. En clase hablamos de la restas y ¿qué problemas les proponemos? De restas. Si actuamos así, estamos limitando la creatividad de los niños y reforzando la idea falsa de que un problema es la aplicación de una operación.
¿Dónde están los problemas de lógica? ¿Y los de geometría? ¿Y los problemas visuales? ¿Y la invención de problemas? ¿Y los problemas hacia atrás?
Existen decenas de tipos de problemas y con cada uno se enfatiza más en unas estrategias o en un razonamiento concreto.
En este sentido: «en la variedad de problemas está el aprendizaje». - Dedicar
poco tiempo a trabajar los problemas
Como ya te he dicho, a resolver problemas se aprende con la práctica y, obviamente, esta necesita tiempo. Los momentos dedicados a problemas son oro puro. Tanto cuando surgen problemas espontáneos, del día a día, como cuando lo hacemos en modo taller; todas las horas invertidas son muy productivas. - Tratar
los problemas de manera mecánica
¡Nos encantan las recetas, los paso a paso! Pero permite que te diga que una cosa es tener una guía para ayudar a los niños en su capacitación (que te aseguro que existe) y otra es tener una hoja estereotipada que sirva para todas las personas y todos los problemas por igual. ¡Resolver problemas es mucho más creativo, divertido y variado que rellenar unos casilleros!
Ya tenemos el mapa de situación, te he hablado de la importancia de resolver problemas, de las dificultades más comunes (que no las únicas), pasemos ahora a ver las claves de la resolución de problemas:
Las 10 recomendaciones para tener éxito
- Anima a los alumnos a aceptar los retos: un problema no es un problema hasta que no se quiere resolver. Sencillo ¿verdad? pero muy contundente. Si yo no quiero resolver algo, no representa un problema para mí.
- Crea un ambiente de confianza en la clase que permita a los alumnos enfrentarse a situaciones no familiares y que les ayude a no sentirse demasiado angustiados cuando se bloquean.
- Ayuda a los alumnos. Aunque ¡ojo! no se debe ayudar a los niños ni mucho ni poco.
- Utiliza las preguntas como principal ayuda. Preguntas de sentido común, que ellos mismos podrían plantearse. Haz las preguntas de varias maneras, siempre con el fin de que los niños pongan en marcha su razonamiento.
- Ayúdalos a pensar matemáticamente. Guíalos para que realicen razonamientos lógicos correctos y, cuando no lo sean, oriéntalos para que se den cuenta. Y siempre, siempre valora el esfuerzo realizado
- Anímalos a que usen su imaginación sin temor ni vergüenza. Remárcales que no se trata de encontrar LA solución, sino de proponer, tantear, comprobar, etc., siempre, claro está, con un fundamento lógico.
- Diversifica la forma de trabajar. El trabajo de pensar y resolver problemas se debería hacer tanto de manera individual como en grupos pequeños y en grupo grande (toda la clase).
- Ayúdales a que hablen
de
matemáticas. Sé muy cuidadosa cuando tú misma hables de matemáticas, piensa que primero hablamos y luego escribimos. Si los niños no pueden hablar en términos matemáticos, difícilmente podrán escribir matemáticas.
- Enfatiza en las explicaciones por escrito solo cuando ya tienen cierta habilidad con la escritura.
- Anima al debate. La manera inicial de acercarse a la resolución de un problema puede ser incoherente o limitada, pero, si se comparten las ideas con otras personas, entre todos pueden encontrar maneras acertadas de abordar los problemas.
Y, por último, y no menos importante, asegúrate de que todos los niños experimenten el éxito. ¿Cómo hacer esto? Empieza siempre proponiendo tareas acotadas y cerradas, que todos los niños puedan hacerlas si perseveran en su resolución y, poco a poco, ve aumentando la dificultad.
Como puedes ver, resolver problemas implica muchas habilidades y capacidades en nuestros niños, pero también por nuestra parte. Para ayudar a los niños es fundamental que nosotros reflexionemos y nos formemos acerca de este tema crucial en las matemáticas.
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